Al ingresar al servicio del escuadrón de la RAF en 1960, el Lightning representó un salto cuántico en capacidad y rendimiento con respecto a los aviones interceptores anteriores de la RAF, ofreciendo un rendimiento Mach 2+, así como una velocidad de ascenso fenomenal. Hasta su retiro en la década de 1980, el Lightning tenía pocos rivales en cuanto a velocidad y capacidad de escalada. Sin embargo, se vio obstaculizado por el corto alcance y una mala selección de armamento. Su tasa de accidentes también fue alarmante. Reemplazado por el Tornado F3, el Lightning, sin embargo, sigue siendo el último interceptor de la Guerra Fría.