Posesión francesa y luego inglesa, la ciudad de la Rochelle negoció su autonomía entre los dos reinos. En 1372, bajo el reinado de Carlos V, la ciudad pasó a ser definitivamente francesa. Un gran programa de fortificación reforzó la defensa del puerto, sobre todo con la reestructuración de las Torres Saint-Nicolas y de la Chaine. Estas dos torres se convirtieron en el símbolo de la alianza renovada con el Rey de Francia. Las torres también eran puntos de referencia para la navegación.